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¿Qué son las Asociaciones de Apoyo?

Las Asociaciones de Apoyo a Oikocredit son colectivos de personas voluntarias constituidas legalmente en forma de asociaciones sin ánimo de lucro. Los socios y socias de estas asociaciones llevan a cabo tareas de sensibilización y difusión de la misión de Oikocredit y son una parte muy importante de la organización. Las Asociaciones de Apoyo son socias directas de la cooperativa Oikocredit Internacional, y como tales, representan en ella a todos sus socios y socias de España. Actualmente existen 3 Asociaciones de Apoyo: País Vasco, Catalunya y Sevilla.

También existe un grupo de voluntariado activo en Madrid (puedes encontrar más información sobre este grupo y sus actividades en: www.madrid.oikocredit.es).

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Hemos aprendido algo de la crisis financiera del 2008?

Hemos aprendido algo de la crisis financiera del 2008?

Lehman_Brothers_Times_Square_by_David_Shankbone.jpg31 octubre | 2018

Una década después de la caída de Lehman Brothers las repercusiones de la crisis continúan estando presentes en el panorama financiero, económico y social actual. Somos realmente conscientes de las causas y consecuencias de esta crisis?

La crisis que estalló al 2008 con la caída de Lehman Brothers es una crisis sistémica, y como tal fue provocada por múltiples factores. Sin embargo, hay una cosa subyacente a toda la estructura económica global, y que tuvo un papel muy relevante al respecto: el incremento de las desigualdades y la crisis de sobreproducción que llevamos experimentando desde los años 70 del siglo pasado. Esta crisis de exceso de capacidad productiva y disminución del consumo se intentó solucionar mediante tres soluciones: la reestructuración neoliberal en favor del capital; la globalización y apertura de nuevos mercados; y la financiación. Las dos primeras soluciones apenas tuvieron resultados positivos, sino que incluso llegaron a agravar la situación. La tercera solución tuvo un gran papel a partir de los 80, con la desregulación y liberalización de los mercados de capital, incluyendo los mercados de productos derivados. Así se instauró una creciente tendencia a la divergencia entre economía real y economía financiera, y la actividad especulativa se incrementó hasta límites insospechados. Solo el mercado de derivados se calcula que puede ser entre 6 y 12 veces el PIB Global. El mismo Warren Buffet alertaba que “los productos derivados son armas financieras de destrucción masiva”, y sobran los comentarios sobre el impacto que ha tenido la crisis en la destrucción de empleos y el incremento de las desigualdades. Y es que ha quedado claro que el capitalismo actual tiene serias deficiencias para satisfacer las necesidades de la humanidad, especialmente de forma justa, humana, eficiente y sostenible.

Lehman Brothers antes de su caída
Algunos elementos clave en la propagación de la crisis fueron: el interconexionado de los mercados financieros a nivel internacional, el solapamiento entre banca comercial y banca de inversión, la negociación de los hechos en la primera fase de la crisis, y la existencia de unos bancos “too big to fail” que se creyó que había que rescatar con fondos públicos costara lo que costara.


Pero, hemos aprendido algo de esta crisis? Se están repitiendo errores? La misma Christine Lagarde, Directora del FMI, comentaba en una entrevista reciente que “la falta de ética en el mundo de las finanzas no ha cambiado mucho en la última década”. Es cierto que a raíz de la crisis ha habido algunos cambios positivos en la regulación del sistema financiero y la protección del cliente. También han salido reforzadas algunas tendencias realmente transformadoras como son las Finanzas Éticas, la Inversión Socialmente Responsable o los movimientos de Desinversión en combustibles fósiles, y no se tiene que olvidar la implantación creciente de los Objetivos de Desarrollo Sostenible o programas como los Principles for Responsible Banking de la Iniciativa Financiera de la UNEP. Sin embargo, la financiarización de la economía y la actividad especulativa todavía son muy elevadas, la deuda global ha crecido hasta superar el 300% del PIB Global, y las políticas comerciales, fiscales y de austeridad que se han aplicado estos últimos años -sobre todo en Europa- han incrementado las desigualdades dentro de y entre países. Cuestiones todas ellas que minan la propia sostenibilidad social, ambiental y económica del sistema.


Si además añadimos a la ecuación una situación global de crisis climática cada vez más presente y con mayores impactos, como nuevos factores como por ejemplo lo shadow banking o lo high frequency trading, unos tipos de interés muy bajos (que limitarían mucho los aperos de los Estados para luchar contra una posible nueva recesión), o tendencias comerciales cada vez más proteccionistas... el cóctel para una nueva crisis está servido! Y de hecho ya son muchos los académicos, analistas y medios especializados los que la vaticinan para 2019 o 2020. La nueva crisis será diferente? La podemos evitar? Posiblemente la nueva crisis sea un poco diferente de la de 2008 y sea provocada por (algunos) otros factores, pero puede tener unos efectos muy similares. Algunas políticas para minimizar el riesgo e impacto de una nueva crisis podrían pasar por:

  • Una mayor (y mejor!) regulación financiera.
  • Políticas anti concentración y anti oligopolios para evitar que continúe habiendo empresas “too big to fail”.
  • Desarrollo de una banca pública, ética y con control social. O incluso nacionalización de bancos en futuros rescates.
  • Promover una mayor diversificación económica, y fomentar la inversión en I+D+y, educación, infraestructuras inteligentes y eficientes, etc.
  • Llevar a cabo auditorías de la deuda para poder renegociar o incluso rechazar aquella deuda que pueda ser considerado ilegítimo.
  • Una mayor fiscalidad global y coordinada contra la especulación, y contra las externalidades negativas de las empresas.
  • Una mayor lucha contra la evasión y elusión fiscal.
  • Una austeridad pública inteligente y redistributiva. No podemos continuar incrementando la deuda pública ad finitum, pero es necesaria una mayor redistribución de la riqueza.
  • Políticas de promoción de una economía real, sostenible, social y solidaria, y que genere mejoras socioeconómicas y externalidades positivas al conjunto de la sociedad.

La mala noticia es que hoy en día parece no haber mecanismos ni cambios globales de suficiente envergadura como para poder evitar una nueva crisis. Aunque las buenas noticias son: que existen opciones para impedir que se vuelva a repetir, así como también para salir mejor de ella en caso de que no llegamos a tiempo de esquivarla. Solo se necesita un poco de coordinación internacional y voluntad política. Seremos capaces de conseguirlas?

La crisis que estalló al 2008 con la caída de Lehman Brothers es una crisis sistémica, y como tal fue provocada por múltiples factores. Sin embargo, hay una cosa subyacente a toda la estructura económica global, y que tuvo un papel muy relevante al respecto: el incremento de las desigualdades y la crisis de sobreproducción que llevamos experimentando desde los años 70 del siglo pasado. Esta crisis de exceso de capacidad productiva y disminución del consumo se intentó solucionar mediante tres soluciones: la reestructuración neoliberal en favor del capital; la globalización y apertura de nuevos mercados; y la financiación. Las dos primeras soluciones apenas tuvieron resultados positivos, sino que incluso llegaron a agravar la situación. La tercera solución tuvo un gran papel a partir de los 80, con la desregulación y liberalización de los mercados de capital, incluyendo los mercados de productos derivados. Así se instauró una creciente tendencia a la divergencia entre economía real y economía financiera, y la actividad especulativa se incrementó hasta límites insospechados. Solo el mercado de derivados se calcula que puede ser entre 6 y 12 veces el PIB Global. El mismo Warren Buffet alertaba que “los productos derivados son armas financieras de destrucción masiva”, y sobran los comentarios sobre el impacto que ha tenido la crisis en la destrucción de empleos y el incremento de las desigualdades. Y es que ha quedado claro que el capitalismo actual tiene serias deficiencias para satisfacer las necesidades de la humanidad, especialmente de forma justa, humana, eficiente y sostenible.

Algunos elementos clave en la propagación de la crisis fueron: el interconexionado de los mercados financieros a nivel internacional, el solapamiento entre banca comercial y banca de inversión, la negociación de los hechos en la primera fase de la crisis, y la existencia de unos bancos “too big to fail” que se creyó que había que rescatar con fondos públicos costara lo que costara.

Pero, hemos aprendido algo de esta crisis? Se están repitiendo errores? La misma Christine Lagarde, Directora del FMI, comentaba en una entrevista reciente que “la falta de ética en el mundo de las finanzas no ha cambiado mucho en la última década”. Es cierto que a raíz de la crisis ha habido algunos cambios positivos en la regulación del sistema financiero y la protección del cliente. También han salido reforzadas algunas tendencias realmente transformadoras como son las Finanzas Éticas, la Inversión Socialmente Responsable o los movimientos de Desinversión en combustibles fósiles, y no se tiene que olvidar la implantación creciente de los Objetivos de Desarrollo Sostenible o programas como los Principles for Responsible Banking de la Iniciativa Financiera de la UNEP. Sin embargo, la financiarización de la economía y la actividad especulativa todavía son muy elevadas, la deuda global ha crecido hasta superar el 300% del PIB Global, y las políticas comerciales, fiscales y de austeridad que se han aplicado estos últimos años -sobre todo en Europa- han incrementado las desigualdades dentro de y entre países. Cuestiones todas ellas que minan la propia sostenibilidad social, ambiental y económica del sistema.

Si además añadimos a la ecuación una situación global de crisis climática cada vez más presente y con mayores impactos, como nuevos factores como por ejemplo lo shadow banking o lo high frequency trading, unos tipos de interés muy bajos (que limitarían mucho los aperos de los Estados para luchar contra una posible nueva recesión), o tendencias comerciales cada vez más proteccionistas... el cóctel para una nueva crisis está servido! Y de hecho ya son muchos los académicos, analistas y medios especializados los que la vaticinan para 2019 o 2020. La nueva crisis será diferente? La podemos evitar? Posiblemente la nueva crisis sea un poco diferente de la de 2008 y sea provocada por (algunos) otros factores, pero puede tener unos efectos muy similares. Algunas políticas para minimizar el riesgo e impacto de una nueva crisis podrían pasar por:

  • Una mayor (y mejor!) regulación financiera.

  • Políticas anti concentración y anti oligopolios para evitar que continúe habiendo empresastoo big to fail”.

  • Desarrollo de una banca pública, ética y con control social. O incluso nacionalización de bancos en futuros rescates.

  • Promover una mayor diversificación económica, y fomentar la inversión en I+D+y, educación, infraestructuras inteligentes y eficientes, etc.

  • Llevar a cabo auditorías de la deuda para poder renegociar o incluso rechazar aquella deuda que pueda ser considerado ilegítimo.

  • Una mayor fiscalidad global y coordinada contra la especulación, y contra las externalidades negativas de las empresas.

  • Una mayor lucha contra la evasión y elusión fiscal.

  • Una austeridad pública inteligente y redistributiva. No podemos continuar incrementando la deuda pública ad finitum, pero es necesaria una mayor redistribución de la riqueza.

Políticas de promoción de una economía real, sostenible, social y solidaria, y que genere mejoras socioeconómicas y externalidades positivas al conjunto de la sociedad

La mala noticia es que hoy en día parece no haber mecanismos ni cambios globales de suficiente envergadura como para poder evitar una nueva crisis. Aunque las buenas noticias son: que existen opciones para impedir que se vuelva a repetir, así como también para salir mejor de ella en caso de que no llegamos a tiempo de esquivarla. Solo se necesita un poco de coordinación internacional y voluntad política. Seremos capaces de conseguirlas?

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